Porque Terapia

Por: Nadia Jiménez MSW, LCSW

Antes que la terapia fuese aceptada, el apoyo se encontraba entre amistades, miembros de la familia, y la comunidad. Tío Juan, tu mejor amigo, o un sacerdote, eran los que daban consejo, frecuentemente desviándonos de hablar sobre nuestros asuntos por frenos culturales. Los tiempos de buscar “ayuda” como la demonstración de un síntoma de debilidad han cambiado drásticamente. Hoy en día, buscar terapia es aceptable; celebridades, escritores bien conocidos, atletas, y políticos, han hablado públicamente sobre sus luchas y sus tratamientos sobre un conjunto de situaciones desde la depresión, hasta problemas crónicos como la ratería de tiendas. La terapia hoy en día se ve como un paso positivo hacia la recuperación emocional. La evolución inevitable de la sociedad considerando el status económico, el aumento de los porcentajes de divorcio, crianzas disfuncionales y más factores socio-económicos han permitido el reconocimiento del consejo profesional como un signo de fortaleza. Se interpreta como una forma de determinación para vivir una vida productiva y significante.

La identificación de metas y la colaboración con tu terapista para asegurar el progreso de esas metas es un componente vital de la relación terapéutica. Es la simplicidad de esa agenda junto a un horario consistente, la confiabilidad, y la confianza, que hace que esta relación única funcione exitosamente para las personas. En la terapia los próximos tres elementos son garantizados.

Seguridad- garantiza que la relación sea apropiada para que uno pueda divulgar temores, sueños, y fantasías sin el temor de repercusiones o juicio del terapista. Diferente a la divulgación de información con amistades o miembros de la familia, tus palabras no volverán a aparecerse con otros.

Confiabilidad- asegura que tus pensamientos privados no serán revelados. Las leyes y las éticas de confiabilidad aseguran que la relación del consejero/cliente no será comprometida.

Aprender- permite que la terapia se reconozca como una profunda experiencia educacional. El terapista actúa como un instructor o maestro/a para ayudar al cliente a percibir el mundo, interno y externo, en nuevas formas positivas.

El estado de vulnerabilidad actúa como un obstáculo para muchas personas que buscan ayuda. Duele admitir que somos vulnerables, y muchos lo vemos como un síntoma de debilidad, incapacitación, y susceptibilidad a ataques por otros. En la terapia puede haber belleza en la vulnerabilidad y valor en explorar esas llamadas “debilidades”. Explorando nuestros temores podemos invertir nuestras vulnerabilidades hacia fortalezas. Es frecuentemente beneficioso trabajar con un terapista que te haga sentir una conexión confortable y te haga sentir comprendido.

Aflicción, pérdida, ira, privación financiera, problemas con relaciones, y estrés son partes normales de la vida, y también es la búsqueda de ayuda profesional cuando estas cargas son demasiado para uno enfrentar. Sin embargo, es ese mismo proceso de construir una relación confiable y la seguridad de poder relevar tus sentimientos, buenos y malos, que al fin te permitirá hacer cambios en tu vida que serán permanentes y positivos.

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